La idea surgió de nuestra querida amiga Adriana Sarmiento al enterarse de que en las Choralies de 2010 participaría Alberto con la coral Ave Fenix, estarían los muchachos de la Schola Juvenil y María dirigiría un taller de música Venezolana.
Adriana viviendo en Francia no se lo perdería por nada del mundo.
Para entonces la situación en Venezuela ya era bastante difícil por lo que la invitación la hizo por correo electrónico varios meses antes del festival a los compañeros del Orfeón 86 que residían fuera de Venezuela.
No podían faltar nuestros amigos franceses: Simon Bolzinger, Sandrine Gampert y Lucile Tarpinian a quienes conocimos en el festival del 86 y su amistad nos ha acompañado hasta el día de hoy.
Poco a poco se fueron anotando aquellos que podían costearse el viaje. La emoción de volver a vernos y de hacerlo en el Festival que marcó nuestras vidas y forjó nuestra amistad era inmensa.
Nos entusiasmó la idea de llevar nuestras familias a vivir la experiencia y el grupo se multiplicó.
Queríamos revivir todo, asistir al Teatro Antiguo, asistir a los conciertos de nuestros compañeros coralistas de Venezuela, cantar por las calles, en los cafés, volver al Mont Ventoux a pasar frio y beber de una caja de vino como lo hicimos en el 86 (aunque en esa oportunidad el Orfeón perdió el último autobús de regreso a Vaison y tuvo que pasar la noche en el Mount Ventoux abrazados unos a otros para resistir el frío viento de la montaña.)
Y por supuesto queríamos volver a cantar juntos.
No era posible inscribirnos todos en un mismo taller, así que nos comprometimos a llevar nuestras partituras para cantar por nuestra cuenta.
Para alojar a la mayoría del grupo Adriana alquiló una villa en los límites del pueblo, con jardín, columpios y piscina para que los pequeños no se aburrieran.
Mi familia alquiló una pequeña casa en la Villa Antigua que mis hijos disfrutaron enormemente imaginando que vivían en la edad media.
A medida que se acercaba la fecha la emoción escalaba, queríamos ya estar ahí, nos contábamos las anécdotas del 86, las travesuras, las risas.
Al fin llegó el día del viaje.
En París:
En el aeropuerto de París me lleve la grata sorpresa de que Carlos Ruiz y Adriana Sarmiento nos esperaban. Carlos fue el primero que nos ubicó al ver a una de mis hijas “Esa tiene que ser la hija de Yolanda, el negativo” efectivamente era mi hija.
En Vaison y desde entonces tenemos una señal para ubicarnos un “U Hu Hu!” que empezaron a entonar Adriana y Carlos para llamar nuestra atención. Nos vimos, abrazos, besos, gritos de alegría… Les presento a mis hijos y mi esposo y nos dirigimos a tomar el tren en dirección a Avignon y de ahí en autobús a Orange al sur de Francia. Al llegar a la estación de Orange teníamos que tomar otro autobús a Vaison, pero tendríamos que esperar mucho tiempo. La ansiedad por llegar pronto nos llevó a alquilar un chofer con una Van y así emprendimos el rumbo a Vaison!
Para el siguiente día nos reuniríamos con todos los demás compañeros, muchos de los cuales llegarían con sus familias en automóvil. Y acordamos vernos en los cafés del centro de Vaison al final de la tarde.
¡Que alegría nos embargó, y que sorpresa le dimos a los maestros!
Los días en Vaison:
La casa no solo resultó perfecta para compartir la vida, reunirnos a comer, cantar y ver fotos del pasado, sino que además el jardín nos ofrecía manzanas, peras, tomates, higos, almendras, moras.. era un paraíso.
Los más grandecitos
Las edades de nuestros hijos iban desde 2 años hasta 16 años. Al principio se veían introvertidos pero al poco tiempo parecían amigos de siempre.
Nos comunicamos por Skype con algunos de los que no pudieron asistir al encuentro.
Teníamos que ir a un concierto en el Teatro Antiguo y al Taller de Maria por lo que todos juntos fuimos a comprar las entradas
.
Que divino fue volver al Teatro Romano y cantar los cantos comunes junto a miles de coralistas, nuestros niños nos miraban maravillados y nos escuchaban cantar con los ojos abiertos como soles.
María y Alberto nos extendieron una invitación a compartir una merienda, reunión inolvidable. Las lágrimas de emoción y nostalgia corrieron por muchos rostros cuando nuestras voces se unieron en un solo canto a las de Ave Fenix y la Schola Juvenil, al ver a Alberto y Maria dirigiéndonos de nuevo nos abrazábamos todos como una gran familia, la familia Grau-Guinand a la que todos pertenecemos.
El Mont Ventoux:
No podíamos irnos sin revivir la noche que en 1986 se pasó en el Mont Ventoux. Durante el trayecto a la cima contábamos la anécdota a nuestros hijos quienes reian imaginando las aventuras de sus padres.
Los adultos: Venceslau Da Costa, Wilmer Pereira, Carlos Ruiz, Jimena Llopis, Simon Bolzinger, Yolanda Fuenmayor, Sandrine Gampert, Hernan Herrero, Karin Kaeller, Adriana Sarmiento.
No aparece en la foto Octavio Rodriguez, Ana Pía, Nicolas Ulman, Lisbeth Rojas (Ave Fenix), Noel Ramirez (Ave Fenix)
Ahí nos quedamos hasta caer la noche, tomando, cantando y jugando para calentarnos.
Algo muy bonito ocurrió esa tarde, Sandrine montó una canción con todo el grupo, niños y adultos
Fue sublime..
…La noche antes que algunos regresaran a casa nos reunimos a cantar de nuevo.
Ay Linda Amiga…
Lo repetiremos!
Gracias Yolanda por relatar y compartir ! Parece que fue ayer… pero fue hace 12 años ! Tenemos que hacer un nuevo encuentro !