Diana Londoño de Schmidt: su pasión por educar

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Por Judith Schmidt

Hola a todos, muy buen día, me encomendaron escribir sobre una persona encantadora, a quien conocí en la Coral de la USB por el año 1974 y que, según los artilugios que da el destino, se convirtió en mi cuñada al casarse con mi hermano Ludwig Schmidt Hernández (17/12/1953–15/01/20) el 6 de noviembre de 1982, convirtiéndose en mi hermana, amiga y mamá de mis queridos sobrinos Ludwig, Katherine y Cristina y abuelita de dos hermosas niñas, Laila (hija de Ludwig Jr.) y Sofía (hija de Cristina).

Escribo de Diana Margarita Londoño Urdaneta, hija del Sr. Rafael Londoño Jaramillo (nacido en Colombia) y de la Sra. Teresa Urdaneta Bravo (nacida en Suiza y criada en Suiza, Colombia y Venezuela). Con su mezcla de sangres y nacionalidades, Diana nació en Caracas un fin de año, cuando sus padres estaban de vacaciones navideñas en la Capital, justo después de recibir el año en la madrugada, un primero de enero. Imagínense que ya al nacer, en su cartilla de presentación contaba con un año más de vida, teniendo apenas unas horas, error que cometieron las enfermeras que todavía celebraban el año nuevo al anotar la fecha con el año anterior… jejejeje!

Con su familia recorrió Venezuela de un extremo a otro. Contándonos sobre su mami y sus abuelos, nos dice que ellos recorrieron muchos países de Europa, a principios del siglo XX. Debido a una enfermedad que sufría su abuelo en los pulmones viajaron hasta un Instituto Médico en los Alpes Suizos, donde nació su mamá y luego vivieron allí por 10 años. Su abuelo y una tía que también les acompañaba quedaron completamente curados y, gracias a Dios, todo resultó muy satisfactorio. De allí, como consecuencia de la primera Guerra Mundial, tuvieron que emigrar a Alemania y posteriormente a España, hasta que por fin se regresaron a Venezuela. Además de todas esas complicaciones por la guerra, al llegar a Venezuela se encontraron con que el General Gómez les había mandado a quemar su empresa en Maracaibo pero, gracias a Dios, la que estaba en Caracas no pasó por esa desgracia. Gracias a la generosidad de su abuelo se pudieron recuperar, porque él siempre ayudó a muchas familias en Maracaibo cuando estaban en buena situación económica, recibiendo de vuelta ayuda cuando la necesitaron.

Madre y hermanos de Diana
Madre y hermanos de Diana

Su mamá, la Sra. Teresa Urdaneta, ya en la adolescencia y muy enfocada en su Juventud Católica, quería seguir estudiando pintura. Por esta razón, la abuela de Diana viajó con dos de sus hijos, Teresa y un hermano quien estudió medicina, a Medellín, Colombia. Estando allá fue que Teresa conoció al Sr. Rafael, el papá de Diana, se casaron y vivieron un tiempo en Colombia donde nació su primer hijo Eduardo. Después, por la empresa de sus padres, se fueron a Maracaibo y luego a Puerto La Cruz, hasta que por fin se quedaron en Caracas viviendo cerca de La Casona, en la Carlota, en una casa la cual conocí y donde se realizaron muchas fiestas y reuniones con la familia de Diana y sus amigos.

Siempre le decía que ella era la especial y única en su familia, ya que su cabello color castaño oscuro y sus ojos pardos la hacían resaltar entre todos los miembros de su familia, con cabello rubio y ojos claros.

Acordándome de su papá les quiero compartir una anécdota que siempre me ha parecido increíble y me la contó el mismo Sr. Rafael, una persona muy seria y atenta. Él tenía un carro el cual no quería, no le gustaba, lo dejaba abierto o mal estacionado en sitios que se consideraban no muy buenos, en fin, lo dejaba en cualquier sitio para ver si alguien se lo robaba, pero nada pasaba. Hasta que ¡por fin!, un día pasó lo que tanto anheló: ¡Se lo robaron, qué alegría!, disfrutó haberse deshecho del auto, más no contó con que su hija mayor Marisol lo reportó a la policía, y a los meses lo llamaron diciéndole que había aparecido! Se le cayó el alma al suelo, pero ¿cómo, qué pasó?. Y bueno, tuvo que ir a verlo. Cuál sería su sorpresa cuando consiguieron que el carro estaba casi como nuevo, tapizado, pintado y muy limpio. Jejejeje, mejor que como lo tenía y se lo tuvo que llevar a la casa de nuevo… Claro, él no lo usó, lo usaron los hijos hasta que ya no dio más.

Diana es la cuarta de 6 hermanos. Y siempre le gustó la enseñanza porque, según recuerdos que su hermana mayor le contó, a los 5 años se reunía con sus hermanos y catequizaba a las muñecas, las vestía de primera comunión y les cantaba canciones. Siempre estuvo inmersa en la música y el canto porque desde pequeña con sus hermanas que le siguen, Beatriz e Irene, cantaban en varias corales en Puerto La Cruz. El Padre Ferrero, quien era músico, sacerdote y director de la coral del Colegio donde estudiaron, se las llevaba a todas partes a cantar por ser muy afinadas.

Familia Londoño

Antes de entrar en la Universidad Simón Bolívar, Diana estudió la carrera de Técnico en Construcción Civil en el Universitario Antonio José de Sucre. Con estos estudios entró a la USB haciendo una reválida en 1974, también estuvo estudiando en el Instituto Universitario de las Fuerzas Armadas Nacionales (IUPFAN) de noche… ya veo por qué mi hermano se fijó en ella. Toda una estudiante y hermosa mujer.

Yo estudié los primeros años en la USB con su hermana menor Irene Londoño. Entramos en 1973, junto con Agustín Pulgar y Terry González, amigos también de la Coral y estudiamos ese primer año todos juntos. Diana entró en septiembre de 1974 y de una vez se integró a la Coral, al enterarse que existíamos, ya que quería seguir con otra de sus pasiones como es el canto. Se sentaba junto a mí en los ensayos; muchas veces Alberto nos echaba “esas miradas” para que nos calláramos, a Diana le encantaba hablar y bueno, a mi también, jejeje.

Trabajó en muchas empresas después de graduarse de Ingeniero Electrónico Especialista en Telecomunicaciones en la USB en 1979, como la Dirección de Aeronáutica, el Banco de Venezuela y la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV). Mas su pasión, como lo hacía desde pequeña en su casa con las muñecas, la llevó a ser educadora, carrera que nunca dejó ya que estuvo dando clases en la Universidad Humboldt, la Universidad Santa María, la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas (UNEFA) y la Universidad Antonio José de Sucre. Actualmente es profesora en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

En el primer viaje al exterior que hicimos con la Coral en 1977 ella siempre estaba cerca, sobre todo en Aberdeen, Escocía, donde las habitaciones eran para grupos de 6 personas, y se compartía cocina y baño. Fuimos el único grupo mixto en una misma habitación porque estábamos Carlos Arguello, que en aquél momento era su novio, la hermana de Carlos, Giovanna, Diana y yo. Cómo gozamos en ese viaje… fue una experiencia inigualable.

Diana Londoño, Carlos Auguello, Judith Schmidt, Pantelis Palamidis y María Isabel López

Diana fue la esposa ideal para mi hermano. Sé que mi hermano no era fácil por la educación que tuvimos, de hecho mi mamá se lo advirtió al momento de saber que se iban a casar: “Mi hijo no es fácil, soy su mamá y lo conozco, sabes que si sucede algo entre ustedes, yo me pondré del lado de mi hijo… ¿estás consciente de ello?”. Y ella le dijo: “si lo sé, yo amo a su hijo y por eso me quiero casar con él”.

Recuerdo que una vez era tarde y Diana debía quedarse a dormir en la casa y ya eran novios mi hermano y ella, y mi mamá le preguntó: “¿Te quedas en casa como novia de Ludwig o como amiga de Judith?”, fue inteligente y dijo “¡como amiga de Judith!” jejejeje, y mamá la dejó quedarse en casa. Cómo disfruté ayudándolos a montar su matrimonio, a escoger los pasapalos, los dulces, el lugar, la música etc. Me llamaban a mí de todos esos sitios porque creían que yo era la novia, me moví mucho y lo disfruté. Ella trabajó también mucho y me impresionó que con sus manos de oro realizó el tocado y quedó bellísima, el matrimonio quedó excelente gracias a Dios, muchos de la Coral fueron a la fiesta.

Claro, con el pasar de los años no voy a decir que todo fue color de rosa, pero allí estábamos como familia para apoyarnos y salir siempre adelante, ya que el amor es lo más importante y de eso Diana siempre tiene mucho para dar.

Al salir de la Universidad Diana siguió cantando en grupos corales, como el de la Juventud Griega de Venezuela y en la iglesia en San Antonio, ya que allí también estuvo mi hermano ayudando cuando se hizo Diácono Permanente. Cuando comenzó Ave Fénix tambien quisimos encontrarnos con todos los amigos, mas tristemente la lejanía nos hizo desistir.

Sus hijos vinieron a reforzar su amor, los tres son unas personas “echadas para adelante”, y están trabajando en diferentes partes del mundo y creciendo cada día como excelentes personas, papás y mamás de sus dos nietas hermosas.

Le pedí a Katherine mi segunda sobrina que escribiera algo sobre su mami:

“Diana, mi mamá, mi amiga, mi confidente y mi apoyo constante. Quiero agradecerle por la calidez de sus palabras, por sus abrazos incondicionales, por creer en mí y guiarme siempre. 
No hay palabras que puedan explicar lo agradecida que estoy a Dios por ser su hija. Y lo más bonito es, que seguimos creciendo juntas.

Te Amo “Maa”, gracias por componer nuestra historia con melodías…”

Katheryne

Diana estuvo allí siempre al lado de Ludwig, cuando se enfermó, cuidándolo tanto que hasta se olvidó de ella, dio todo por él, su amor, su tiempo, casi hasta su vida. Pero Dios es increíblemente bueno, dándole la fortaleza, guía y amor para seguir adelante, porque no es fácil cuidar a un enfermo y más si era mi querido hermano.

Él fue muy amoroso y tierno muchas veces, su inteligencia lo llevó a estar estudiando y estudiando durante toda su vida. Llegó a convertirse en Diácono Permanente – para quienes no lo saben, el Diaconado es una orden antes del Sacerdocio. Si es casado, la esposa debe dar su consentimiento ya que tiene responsabilidad en la iglesia y cumplir labores dentro de ella. Él llegó a tener un cargo a nivel Latinoamericano, el cual lo llevó a conocer al Papa Juan Pablo II. Dio muchas homilías en la misa, muy sentidas, ya que el tenía don de la palabra y la escritura. Bautizó muchos niños, casó a muchas parejas y realizó la celebración de la Palabra no sé cuantas veces. Mucha gente lo buscaba y siempre estuvo allí para ayudar al quien lo necesitaba.

Una vez en una empresa donde trabajé, llevé el currículo de mi hermano porque estaban buscando un gerente, y me dijeron: “Judith no estamos buscando presidente para la empresa”. El currículo de Ludwig es impresionante, sobre todo por la cantidad de artículos y libros que escribió. Sus últimos años estuvo siempre sentado delante de la computadora, estudiando o escribiendo, era una máquina de crear pensamientos los cuales plasmaba de la manera más increíble sobre un papel.

Mi hermano Ludwig falleció el 15 de enero de 2020, Gracias le doy a mi cuñada Diana por estar a su lado, ella fue la esposa especial para él.
Diana, eres la mejor madre, hermana y amiga. Gracias por ser como eres, te quiero mucho!

Y ahora los dejo con su testimonio. Gracias de nuevo.

In memoriam Ludwig Schmidt

Ludwig, Diana, padres, hermanos e hijos
Ludwig, Diana, padres, hermanos e hijos

Gracias al aporte de varios compañeros y amigos que conocieron y compartieron momentos muy significativos con él, ofrecemos con este testimonial los recuerdos y memorias de Ludwig Schmidt Hernández, que reflejan una vida brillante plena de estudio y conocimiento:

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