El Magnificat (en latín: Mi alma magnifica [al Señor]’) es un cántico, también conocido como el Cántico de María y, en la tradición bizantina , la Oda de la Theotokos. Se incorpora tradicionalmente a los servicios litúrgicos de la Iglesia Católica, las iglesias ortodoxas orientales y la Comunión Anglicana.
El Sicut Locutus Est es una pequeña parte de la gran obra de Johann Sebastian Bach: El Magnificat. Bach lo compuso en Leipzig, en 1723, para las festividades navideñas, pero luego hizo otra versión quitando las partes propias de la navidad para así poder cantarla en cualquier momento del año litúrgico.
Hemos sido afortunados de esa enmienda de Bach que nos ha permitido cantar ‘el Sicut’ en cualquier momento del año, incluyendo septiembre del 2022 durante el Reencuentro y Concierto «Voces que Abrazan» en Madrid.
Bach siempre me ha fascinado quizá por la simetría de su música y porque dicen que hay una relación muy importante entre la música de Bach y las matemáticas:
Mucha de la música de Bach tiene una cierta propiedad simétrica, como si fuera un flujo de relaciones geométricas, autosemejantes, que podría describirse como fractal.
Esa propiedad está claramente representada en la fuga del Sicut, donde una voz va imitando la otra y donde uno siente que la composición está tan finamente trazada que es imposible equivocarse, pero ya sabemos que nada es imposible.
‘El Sicut’ es casi el final de la obra y la letra significa ‘Como prometió a nuestros padres, a Abraham y a su linaje por siempre’.
No me había dado cuenta hasta ahora lo que esas palabras significan para mí. Mi abuela Lilly Rosenberg nació en Memel, Alemania (actualmente Klaipéda, Lituania) a finales del siglo XIX. Estudió Medicina y fue la tercera médico mujer en Alemania, graduándose en 1919 en la Universidad de Leipzig.
Este hecho ha saltado en mi vida en un par de ocasiones: la primera fue cuando estaba por terminar mi doctorado, momento que coincidió con desarmar la casa de mi mamá en Caracas ya que ella estaba a punto de emigrar. Ya había depositado mi tesis y de repente nos encontramos con un pequeño libro salido del fondo de la biblioteca de mi mamá, era la tesis de Médico de mi abuela Lilly. Fue un momento muy emocionante y lo vi como una señal casi divina, la cual me infundió una gran tranquilidad para el momento de la defensa.
La siguiente ocasión fue mi visita a la ciudad de Leipzig por temas de trabajo en noviembre de 2017. Desde que me dijeron que viajaría a Leipzig me propuse dos metas: pisar los pasillos de la Facultad de Medicina de mi abuela y visitar a Bach. Lo primero lo logré a medias, la Facultad de Medicina fue bombardeada y destruida en la Segunda Guerra Mundial y fue reemplazada por un edificio moderno en las afueras de la ciudad. En lugar de eso tuve la fortuna de que las reuniones de trabajo fueran en la Biblioteca de la Universidad y así pude imaginar a mi abuela recorriendo esos pasillos. Lo segundo sí lo logré, visité a Bach en su iglesia de Santo Tomás. Justo un mes después, en diciembre de 2017 canté -muy inspirada- la Cantata ‘Nun komm der Heiden Heiland’ de Bach con el Coro ConSonante.
No conocí en persona a la abuela Lilly. Se fue temprano apurada por una enfermedad, pero sobre todo, ocupada en levantar una familia en aquellos tiempos tan inciertos. Sus ocupaciones domésticas, le impedían ejercer totalmente su pasión por la medicina a pesar del esfuerzo que significaba en aquel tiempo que una mujer pudiera acceder a un grado universitario.
Mi vida ha tenido la fortuna de poder acceder y lograr los grados más altos disponibles para un estudiante. Nunca dudé que el impulso de estos logros, venían también de ese lado materno, hasta la abuela Lilly. Su ejemplo y su tesón, lo he tomado como inspiración, con la esperanza secreta de haber heredado algo de aquella abuela.
Y para completar su herencia, me dedico con amor y muchos abrazos a mis nietas, con mi deseo especial de poder transmitirle la necesidad de ser mujeres líderes de este mundo, luchadoras como su bis (abuela), y con esa sangre heroica en sus venas infantiles.
Para mi, me he quedado con «el Sicut», su fractalidad, y la genialidad del Maestro Grau abrazando sus notas.
Para cerrar, quiero dejarles estas notas al vuelo, enviadas por Rafael Márquez, cuando les comenté sobre el descubrimiento de la tesis de la abuela Lilly.
Nota de Rafael Márquez sobre la tesis de Lilly Rosenberg
‘Daños cerebrales observados en enfermos de Influenza’. Leipzig, 1919.
En plena Primera Guerra Mundial, los alemanes firman un armisticio con los rusos en los primeros meses de 1918, y de esta manera les dejó libres para movilizar sus fuerzas hacia la línea de batalla en el margen occidental. EEUU apenas comienza a participar de la guerra, no es un actor de peso todavía. Lo que frena a las tropas alemanas de seguir conquistando espacios, a partir de ese mismo armisticio, es la epidemia de influenza, entre 1918 y 1919, la cual se estima que mató a más de 20 millones de personas. De hecho, el 80% de los soldados que fallecieron fue por influenza, no bajo el fuego enemigo. Se llamó la “Gripe Española”, no porque hubiera dado indicios de comenzar en España, sino porque al ser este último un país neutral, reportó con precisión la cantidad de fallecidos por la influenza, algo que los demás países involucrados en el conflicto no hicieron. De allí el nombre. La tesis de la Dra Lilly Rosenberg debe haber respondido a la enorme cantidad de efectos secundarios que manifestaron quienes enfermaron con la influenza, siendo los daños cerebrales uno de ellos.
Y ahora, con todos Uds el Sicut Locutus Est
Estoy disfrutando muchísimo estas publicaciones. Que maravilla Edna que pudiste ir a Leipzig.