¿Quién es Irving para ti?
Irvito, como le decimos cariñosamente, es un amigo entrañable, más que amigo un hermano mayor que me regaló la vida.
Haciendo memoria, nos conocimos en el año 1973 en la USB, compartíamos algunas materias porque él era carnet 70 y yo carnet 71 y de alguna manera comenzamos a reunirnos a estudiar en mi casa, que a la larga se transformaría en la sede oficial de nuestra “Pata”.
Recuerdo que Irving tenía unas convicciones muy arraigadas y nos hacía reír por su franqueza. Su frase célebre era “la verdad aunque duela”. Admirábamos su gran cultura, sabía de todo y él decía “no es por alabarme, no es por ensalzarme, pero…”, y ahí nos ilustraba con sus conocimientos; como en el caso de las materias de Economía que para nosotros eran chino y a él se le daban tan fácilmente. Todo un erudito que se esmeraba en explicarnos.
Fueron unos años maravillosos de tantos recuerdos imborrables, incluido mi paso por la CUSIB, animada por él y por Zoila. Sin duda una época feliz de risas y llantos compartidos.
A lo largo de estos 50 años hemos seguido cultivando nuestra amistad a pesar de la distancia que nos ha separado físicamente.
Irvito es un gran conversador, no ha faltado un cumpleaños sin una larga y animada charla, con lujo de detalles, sobre lo acontecido en nuestras vidas.
Es muy disciplinado tanto en su vida personal como en todo lo que emprende. Con su inteligencia y su esfuerzo nos ha enorgullecido con su éxito profesional en las diferentes empresas y posiciones que ha ocupado en todos estos años.
Pero lo más importante es su gran calidad humana y su nobleza, el amigo fiel que nunca te defrauda, con el que siempre puedes contar. Destaca su espíritu optimista y su gran fortaleza para enfrentar los obstáculos y superar las dificultades.
Es un ejemplo para todos los que tenemos la dicha de ser sus amigos y que le deseamos todo el bien que él se merece.
Irving se ha mudado 19 veces y más …
Deben existir muchas razones por las que Irving se ha mudado tantas veces y quizá su frase emblemática «p’alante siempre» ha hecho que tantas mudanzas sean llevadas de una manera positiva y con la mejor actitud.
Todos estos cambios han estado estrechamente relacionados con su desarrollo profesional:
Irving se graduó de Ingeniero en Computación en enero de 1976, la primera promoción de esa carrera en la USB.
Los integrantes de esa promoción, al graduarse, se dividieron en dos grandes grupos: los que se fueron a trabajar a IBM, la principal compañía de hardware y software del mundo en aquél entonces, y los que se fueron a formar parte de la boyante industria petrolera del país.
Irving perteneció al primer grupo y así estuvo en IBM durante varios años, principalmente como desarrollador de Software. En 1979 es trasladado a Atlanta en una asignación que duraría hasta 1982. Como es una persona que no pierde el tiempo, decidió aprovechar esos años para hacer una maestría en Business Administration con concentración en Marketing, en la Mercer University de Atlanta y además de trabajar de día y estudiar de noche, en esa época también aprendió a tocar la guitarra.
En el año 1982 regresó a Venezuela aún con IBM, y fue profesor del Postgrado de Marketing de la UCAB hasta 1987 cuando decide marcharse del país y regresar a Atlanta.
Renuncia a IBM y comienza a trabajar en el ramo de distribución de software relacionado con los mismos equipos IBM. También comienza para él una nueva etapa de trabajo al relacionarse con los Gobiernos estatales y el Gobierno federal de los Estados Unidos.
En el año 2004 es contratado por la empresa Oracle y se traslada a Puerto Rico. Luego, en el 2007, Oracle lo traslada nuevamente, esta vez a Florida, en donde además se reencuentra con varios de sus entrañables amigos de la CUSIB cuando ingresa en la coral Amazonia Vocal Ensemble.
Del 2010 al 2012 regresa a trabajar nuevamente con IBM en Atlanta pero ahora en Software Sales.
En el 2012, al cumplir 60 años de edad decide hacer un cambio drástico de carrera e incursionar nuevamente en el ámbito académico. Así estuvo en la Georgia State University, en el departamento de Computer Information Systems, entre el 2013 y el 2018, y en el Morehouse College de Atlanta del 2013 hasta el presente como Senior Assistant Professor.
Irving ha compartido con el grupo de sus amigos coralistas la satisfacción que le han dado sus estudiantes ya que ha sido su tutor en diversas competencias. Un orgullo especial merece el premio “Partnering for Progress (P4P) Sales Case Competition” que ha sido otorgado a sus estudiantes por dos años consecutivos, 2021 y 2022.
La organización P4P construye relaciones con aldeas en la región de Kopanga en Kenia para ayudarlas a crear comunidades florecientes, mejorando así su calidad de vida.
Dentro de nuestra asociación, CUSIB Global, Irving formó parte de la Junta Directiva Interina que se formó inicialmente al momento de registrar la asociación. También participó en las etapas iniciales de la actual Junta Directiva, a la que renunció por motivos personales, aunque sigue participando activamente en la medida que sus ocupaciones se lo permiten.
Irving ha tenido una vida profesional llena de retos por los que continúa trabajando con mucho ánimo y energía.
Estamos seguros de que aún le queda mucho recorrido en el que seguirá alcanzando cada día sus objetivos y las grandes metas a las que nos tiene acostumbrados.
Mi querido amigo Irvito
Por: Camila Ruas de Sterba. Ingeniero en Computación 1976. Escribe desde Miami, Florida.
Mi querido amigo Irving al que llamo cariñosamente Irvito es un amigo incondicional.
Nos conocemos hace más de 50 años, desde el 3er trimestre del 1er año en la Universidad Simón Bolívar.
Desde siempre Irving ha sido una persona pendiente de los demás. Gracias a él, que me recomendó aplicar para una beca del Ministerio de Minas e Hidrocarburos, podíamos comprar nuestros libros. Compartíamos varias materias y muchas veces estudiábamos en mi casa o en la suya.
Mi abuelita siempre estaba pendiente y nos ofrecía algo de comer y prácticamente todos en mi familia lo adoptaron. Mi abuelita le decía (a la usanza del norte de Marruecos): “Mi bueno, ¿quieres un té o algo para comer?” y de esa forma le expresaba todo el cariño que le tenía.
Irving es una persona muy dedicada en cada tema que incursiona, ya sea la Coral, los estudios, o su trabajo en IBM.
Él fue el que me introdujo en la CUSIB y aunque no pude participar por mucho tiempo, siempre me he mantenido al tanto de lo que sucede en relación a la Coral, en especial conciertos, giras y reencuentros. Me acuerdo que del primer viaje que hizo con la Coral le trajo un detalle a mi abuela.
Durante los años en la USB compartimos nuestro tiempo y nuestro cariño con un grupo que llamábamos “La Pata”: Mary Albarracín, Ninfa Blanco, Manuel Álvarez y Zoila Arreaza, todos estudiantes de Computación.
Tuvimos también la oportunidad de pasar vacaciones en Paparo, en casa de Mary.
A Irving le gusta comer muy bien y es muy goloso. Es un cocinero excepcional, me acuerdo que lo fui a visitar a Atlanta cuando estábamos haciendo postgrado y cocinó “Bollos Pelones”.
Mientras estudiamos en la USB, pasábamos bastante tiempo en casa de Mary en Las Palmas y siempre hacíamos un recreo para merendar en la Pastelería La Tívoli.
También tenemos recuerdos de nuestros almuerzos con el profesor Shaw en el restaurante El Forchettone: Jim Shaw fue uno de los pioneros del área de la Computación en los Estados Unidos, se había unido a la organización Peace Corps en 1972 y desde allí entró como voluntario al Departamento de Matemáticas y Computación de la USB.
Todo el trabajo en equipo que hicimos durante la carrera nos llevó a hacer juntos el Proyecto de Grado.
Esas vivencias durante nuestro camino en la USB fueron determinantes en lo que vino después: nunca más nos separamos a pesar de que cada uno formó su familia. En todos estos años hemos estado muy unidos y pendientes uno del otro.
Irving organiza las reuniones para conmemorar los años de graduados. Le encanta bailar, es muy sociable y es muy comprometido. Estoy muy feliz de que Irvito forme parte de mis amigos más cercanos y ruego a Dios poder seguir compartiendo con él por muchos años más.
A Irvito
Hablar de Irvito es todo un honor, pues tenemos una amistad larguísima, desde la Universidad Simón Bolívar, allá por 1972, la cual continua y con la ayuda de Dios quedan muchos años de amistad.
Son muchas cosas que nos unen: la carrera de Computación, la Coral, los conciertos, las giras; pero hay algo más profundo que nos unió de forma especial…Su mami y yo cumplimos años el 25 de Febrero y por si fuera poco, mi mami, a la que en ”La Pata” le decían doña Empe cumplía el 23 de Octubre e Irvito el 24 de Octubre. ¡Como para no olvidarnos de nuestros cumpleaños!
Nuestra “Pata” era un grupo muy singular que lo podríamos catalogar de ecuménico: había representación católica, judía, evangélica y hasta “pseudoateos” y nos llevábamos super bien, aprendiendo unos de los otros y respetando cada creencia.
En nuestros descansos de estudios, íbamos a comer dulcitos a la Tívoli y más de una vez, nos poníamos a escuchar música y a bailar. Yo tengo la suerte de que Irvito me enseñó a bailar con discos de Billo‘s (tenía una paciencia e inventaba pasos y vueltas súper chéveres, que aunque no lo crean, los lograba hacer).
La Carrera: Muchas veces estudiábamos juntos los de “La Pata” (Irvito, Mary, Camila, Manuel, Ninfita y yo) y aunque yo iba un poco más atrasada, igual me reunía a estudiar, yo mi álgebra, la cual me dio mucho trabajo y ellos las demás materias; a veces en casa de Mary, a veces en casa de Camila y un par de veces con Irvito en su casa.
Su mami era una persona encantadora, súper atenta, muy linda además y recuerdo que una vez hasta me dio unos trucos para planchar las camisas, Alguna que otra receta de cocina y en una oportunidad celebramos nuestros cumpleaños juntas.
La Coral, los conciertos, las giras, son temas que muchos conocemos de otros testimoniales, pero hay una experiencia extraordinaria que pude compartir con Irving.
En la gira del 80, recién graduada, nos quedaron 15 días libres del pasaje, pues la gira fue de 30 días y el pasaje era de 45. Previamente, nos pusimos de acuerdo, pues Irving y una pareja amiga mexicanos, que trabajaban en IBM, iban a recorrer varias ciudades. La gira terminó en Alemania y yo agarré un tren hasta Venecia, donde nos encontraríamos al día siguiente de mi llegada. Me enamoré de Venecia, por la calidez de su gente y luego por las bellezas que conocimos. Salí del hotel súper emocionada por la aventura en carro y carpa que nos esperaba.
A media mañana nos encontramos en la Piazza San Marco, caminamos y conocimos los lugares turísticos: la Basílica, los pequeños restaurantes y cafés, los canales y sus góndolas, sus puentes (y también sus olores), todo de película.
Los siguientes días, con un carro que ellos habían alquilado, seguimos conociendo, a veces con detenimiento, a veces de pasada, otras ciudades: Nápoles, Pompeya, Roma, Florencia (donde nos tocó poner blue jeans, mantas y toallas para amortiguar las raíces en el camping, ya que estaba full), la torre de Pisa, Bolonia, una visita a San Marino y seguir al sur hasta llegar al puerto de Brindisi, donde tomamos el ferry para Grecia.
Allí visitamos un museo en Corinto con las famosas columnas que alguna vez estudiamos en Educación Artística, una fabulosa estadía en Atenas con una noche de música, luz y color del Partenón, un pequeño crucero por islas como la hermosa Hydra, donde probamos higos blancos tomados de la planta.
Ya de regreso terminamos con 5 días en París, conociendo a pie todas las bellezas de esa ciudad y sin faltar Versalles…
Irvito volvió a su IBM y yo empecé a trabajar en Enero del 81 en Lagoven.
Todas esas vivencias durante esos 15 días, compartiendo la alegría y el buen humor de Irving, siempre pensando en positivo y solucionando cualquier problema que se presentara, dejaron una huella imborrable.
Tenemos años que no nos vemos en persona, pero cuando hablamos, es como si estuviésemos continuando una conversación dejada hace unos días… Irvito más que amigo, es un hermano que se sobrepone a cualquier vicisitud, que contagia con su valentía y lucha a cualquiera que se sienta sin fuerzas.
Es un ejemplo como hermano, como hijo, como padre y abuelo y una maravilla motivante como profesor y en estos tiempos, no tan buenos, su sonrisa y su frase «p’alante siempre», nos dejan ver que hay Irvito “pa rato”, que con la ayuda de Dios saldrá adelante de esta crisis de salud.
Para los que tenemos la dicha de conocerlo y para los que no lo conozcan, sé que su testimonial será de inspiración, así que los dejo con Irving Corrales y su hermoso y siempre optimista testimonial.
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