
Nuestra entrevistada de hoy es Nahyemir Giannotti Pérez, mejor conocida como Nahye.
Trabajar en esta dedicatoria me ha brindado la oportunidad de conocer detalles muy especiales de la vida de mi compañera de cuerda y amiga, con quien compartí en apenas tres años de vida coral, innumerables momentos memorables, emocionantes y divertidos, porque así fue nuestra vida coral universitaria, una mezcla de instantes sublimes, momentos de mucho trabajo y esfuerzo, suavizados con buenos ratos de pura y simple diversión.

Le había perdido la pista a Nahye hacia finales de los 80 y hace algunos años nos “reencontramos” gracias a Facebook. El verdadero encuentro ocurrió el año pasado, con motivo de CUSIB Global en Madrid, cuando después de casi cuarenta años y muchas horas de vuelo de su parte tuvimos de nuevo la oportunidad de volver a cantar juntas y sentir que el afecto, la camaradería y los recuerdos resurgían como por arte de magia. Como dice Nahye: “Nadie en su sano juicio agarra un avión y vuela casi tres días de ida y vuelta en clase turista, para reencontrarse por cinco días con gente que conoció hace casi 40 años y que no ha visto más nunca. No creo que sea solo por nostalgia, debe haber una conexión más profunda”.

De la Nahye que conocí en los 80 queda intacta la sonrisa pícara y esa espontaneidad burbujeante que siempre la han acompañado, y los años han dado paso a una mujer que ha sabido reinventarse y encontrar su llamado en tierras lejanas con el apoyo incondicional de su esposo Jef y de su querido y talentoso hijo Sebas, también músico.
A continuación, les compartimos la biografía de Nahyemir Giannotti Pérez, orgullosa integrante del Orfeón Universitario Simón Bolívar de 1985 a 1988.
Biografía
Nahye nació en Caracas el 15 de septiembre de 1967 y es hija de Nair Pérez Castro y de Emilio Giannotty Arvelo, mejor conocido como Emilio Arvelo el cantante de “Cumpleaños Feliz”.

Como ella misma comenta: “vengo de una familia muy musical por el lado de mi papá. Mi papá comenzó su carrera de cantante como radioaficionado. Para cuando yo nací ya él era famoso, o lo famoso que se podía ser en esa época de los años 60. Mi papá pasaba el día ensayando y cantando con sus pistas de carrete. Lo seguía a todas partes y cuentan que yo canté el cumpleaños feliz y el himno nacional antes de aprender a hablar. Una de las cosas que nos gustaba hacer juntos, era cantar”.

Nahye recuerda que tuvo una niñez muy feliz y muy ocupada también, no sabe cómo le daba tiempo de hacer tareas y estudiar: además del colegio, estudiaba teoría y solfeo en el conservatorio de Santa Capilla, piano con la profesora Blanca Estrella de Mescoli, violín con su esposo, Mario Mescoli, cantaba en el coro del colegio y en el coro de la Escuela de música de Blanca Estrella, tocaba violín en la recién inaugurada Orquesta Nacional Infantil de Venezuela (que luego se convertiría en El Sistema) a los 9 años. Los ensayos eran en La Sala José Félix Ribas cuando el Complejo Cultural Teresa Carreño estaba en construcción. El sonido de una orquesta afinando la transporta a esa época. Los fines de semana, su abuelo la llevaba a montar caballo, porque él la entrenaba para competencias de caballos de paso.
Entró a la Simón Bolívar en 1984 a estudiar Biología. Sin embargo, durante el paro universitario del 88 se salió de la Universidad. Para cuando el paro terminó ya trabajaba en el Banco Latino y estudiaba administración. Se graduó de licenciada en Administración en la Universidad José María Vargas e hizo una carrera de casi 20 años en la banca venezolana, hasta que decidió emigrar a Australia. «Viví todas las caídas de los bancos en los 90 desde adentro, empezando con el Banco Latino.» – recuerda.
Pero volvamos a la época uesebista de nuestra entrevistada, y que sea la propia Nahye quien nos relate su vivencia con el Orfeón de la USB:
“Entré al orfeón en 1985, invitada por Carlos Ruiz y Juan Smith. Me quedé enamorada desde el primer ensayo de la cantoría que ya estaba en proceso de convertirse en orfeón. Para ese entonces había repertorios separados para cantoría y coral y había un repertorio que cantábamos todos, las batas de la cantoría eran marrones y las de la coral, anaranjadas.

Quedé impresionada con la energía y la personalidad de María, todavía me impresiona como mujer y como músico. Para ser honesta, prefería los ensayos con María, porque Alberto era muy gruñón (me da mucha risa porque eso no ha cambiado con los años), pero lo admiro profundamente y estoy agradecida de haber sido una de las almas de este planeta que ha sido tocada por estos dos seres. Desde pequeña, siempre había cantado en coros y me encantaba ese ambiente, pero este coro era otro nivel. La dificultad y las exigencias de las piezas, era algo que no me había tocado vivir en un coro. La pasión de los coralistas por la música era contagiosa, por supuesto, eran una nota la echadera de broma y las parrandas, pero había que dedicarle tiempo a ensayar y a aprenderse las piezas. Nadie quería ser objeto de los regaños de Alberto.»
Fast forward a 2006 y nuestra entrevistada emigra con su familia a Australia en 2006, obtiene un diploma en enfermería, y mientras trabajaba como enfermera, retoma sus estudios de piano… como hobby, pero en serio. Comenta Nahye que siempre se sintió frustrada de no haber continuado con sus estudios de música, y con la ayuda y la guía de su profesor, Daniel Sherwood, logró presentar los exámenes de piano clásico en Australia ante el AMEB (Australian Music Examination Board) hasta el nivel de Certificate of Performance.

Esa dedicación a lo que parecía retomar como un hobby, fue lo que le permitió que hoy trabaje a tiempo completo en la escuela de música, Pathways Music School, de la cual es fundadora. También forma parte del elenco de lo que fue inicialmente el coro de Pathways, y ahora se conoce como VIVA Performing Arts, una compañía de Musical Theatre, con la cual hicieron un montaje a principios del 2023 llamado An Evening on Broadway. En esa ocasión, Nahye formó parte del ensamble e hizo un par de solos en dos musicales:
Paciencia y Fé del Musical In the Heights como Abuela Claudia One Day More de Les Miserables como Madame Thenardier Y ya están montando un nuevo show para el 2024.
Su hijo Sebastián, actualmente tiene 20 años, siguió los pasos de la madre y del abuelo: también estudió piano y es parte del elenco de VIVA Performing Arts. Cómo dice Nahye: “él llegó a Australia de 3 años, es un australiano que come arepas, que heredó del abuelo la pasión por cantar, y que tiene una presencia en escena que la desarrolló él solito. A mi esposo Jef, que siempre ha colaborado con Pathways y con VIVA Performing Arts en backstage, lo convencimos “forzadamente” para que este año formara parte del elenco de la nueva producción”.
Me pareció importante transcribir lo que respondió Nahye en la encuesta para la entrevista sobre que descubrió, aprendió, compartió y disfrutó de la Cantoría y el Orfeón.

“En el orfeón aprendí no solo a cantar, sino también a divertirme sanamente mientras cantaba, y eso es adictivo. Cuando entré, me recibieron con los brazos abiertos y me trataron como un miembro valioso del grupo. Recuerdo que no tenía carro en aquella época, pero de alguna manera siempre llegaba a donde había que ir, siempre alguien me daba la cola, no importaba donde estuviera viviendo, si en Los Teques con mis padres o en Catia con mis abuelos. Si en mi casa no me daban permiso para ir algún sarao, compromiso, concierto, fiesta, etc. me escapaba. Sigo pensando que tuvimos una juventud muy sana, llena de experiencias enriquecedoras… Son muchos niveles en los que el Orfeón, y la figura de María y Alberto me han influenciado como ser humano. No es solamente nostalgia lo que nos sigue uniendo después de tantos años, yo creo que es más bien querer continuar con ese sentido de verdadera comunidad que es tan difícil de encontrar en otros ámbitos de la vida, bien sea familiar o profesional y que María y Alberto han logrado crear a su alrededor. A veces, creo que la necesidad de querer seguir perteneciendo a algo que es más grande que uno, que se perpetua en el tiempo y sigue creando ramificaciones, es lo que hace que seamos unos eternos orfeonistas.
El año pasado mi mamá estaba de visita aquí en Adelaide, cuando yo fui al reencuentro de Madrid 2022, y dijo que la única cosa que ella no pudo lograr que yo hiciera era que dejara de andar con mis amigos del Orfeón. Cuando vio el video del concierto de Madrid en YouTube se emocionó y se le aguaron los ojos. Supongo que finalmente entendió que todos ustedes fueron una buena influencia para mí”.
Ya para terminar, y antes de dar paso a la entrevista, quisiera compartirles lo que a Nahye le aportó a nivel personal y profesional la experiencia de cantar en la Cantoría y el Orfeón:
“No es solo la necesidad de hacer música y de llenar mi vida con música, es también la necesidad de construir relaciones y nexos importantes a través de la música. Hacer posible que la vida de otras personas sea mejor porque la música (en cualquier forma que se presente) forma parte de su vida”.
Veamos a Nahye y disfrutemos de su hermosa historia:
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