Un poema musical
“¡Laura TE AMO!!!”, gritaba yo a mis diecisiete años, desde los pasillos del edificio MYS de la Universidad Simón Bolívar, donde quedaba nuestra sala de ensayos, un aula de clases normal con un piano, sabiendo que tanto ella como todos los compañeros del coro, me escucharían detrás de las paredes. Laura sonreía, fingiendo enojo, a todas mis locuras.
Desde que la conozco, es un poema musical, una flor iluminada por su preciosa cabellera ondulada, con sus ojos en sonrisa permanente, con su energía vital siempre vibrando, desplegando toda su dulzura que ha provocado el amor instantáneo en todos los que hemos tenido el privilegio de conocerla.
Me enamoré de Laura en la misma época en la que lo hice con la música coral. Ella era nuestra maestra de canto, nos enseñó a respirar abriendo las costillas, a sostener, a impostar. Por ella supe que tenía un diafragma y que ese extraño instrumento dentro de mí, proyectaba mi voz hasta el infinito.
Laura es una soprano lírica exquisita, ha volado alto en el canto, interpretando grandes obras, en grandes salas, grandes directores, compartiendo escenarios con extraordinarios artistas como ella.
Laura también es una maestra innata, esa que siempre sabe qué decirle a un estudiante para que mejore, haciendo suyos los éxitos y las frustraciones de sus discípulos, que somos como sus hijos.
Laura es un alma sensible, que se afecta cuando tropieza con un mundo que a veces responde ingrato y hostil.
Como muchos venezolanos, Laura también migró de nuestra Venezuela querida y tiene años viviendo en la isla de Tenerife, Canarias, España en las costas africanas, donde nacieron mis padres.
Sueño con volver a tomar clases de canto con Laura, en la “Academia de Canto Laura Alonzo en Tenerife”, y cantar con ella una canción que nos recuerde a ambos que, a pesar de la distancia de todos estos años, hemos sido, somos y seguiremos siendo siempre, amigos entrañables.
Laura es una gran soprano lírica, versátil también para interpretaciones populares como su último concierto de boleros en enero 2023, una caraqueña viviendo en Tenerife donde dirige su propia “Academia de Canto Laura Alonzo”. Su carrera como solista es extensa, tanto en la ópera como en otros géneros de la música clásica. En cuanto maestra de canto su recorrido es igualmente impresionante, siendo la responsable de la preparación vocal de numerosos coros.
Con ella aprendí a amar la música y el canto
“Laura fue mi primera profesora de canto formal, no solo en el Orfeón sino también fuera del Orfeón. Yo comencé a tener clases con Laura en privado, en su casa. Era muy divertida la clase porque después de mi estaba Jota Jota (José Arocha) y luego nos íbamos juntos al ensayo. Gracias a eso pasábamos mucho rato hablando, echando cuentos y riéndonos. Hablar con ella era muy especial por su humor particular y eso nos permitía disfrutar más la clase con ella. Aprendí mucho de técnica vocal y de lo que es el amor a la música y al canto. Ella es una docente empeñada en que sus alumnos amen el canto… y en parte ella es culpable de mi amor por el canto.
Recuerdo que un día ella iba a cantar con la Camerata el Mesías de Haendel en la Iglesia de San Francisco y yo fui al concierto de público. Cuando llegué a la iglesia, estaba llena y no había manera de entrarle y sentarse en un banco. Yo vi todo el concierto sentado en el suelo y cuando Laura cantó “How beautiful are the feet” yo lloré como un muchachito porque siempre me ha gustado mucho esa aria y ella lo hacía con una dulzura tremenda. Recuerdo con mucho cariño ese concierto adonde ella cantó eso y yo sentí que me lo estaba cantando a mí. Esa es una anécdota que siempre guardo en mi corazón”
Técnica y paciencia inolvidable
«Laurita es como un hada, campanita o hechizada. Cándida, emotiva, cálida y amada. En el Orfeón de los ochenta siempre me encantó su forma de hacer magia con nosotros, pues pasábamos de ser de estudiantes habladores y echadores de broma, a ser capaces de cantar luego de vocalizar con sus ejercicios. Eso lo hacía con técnica y una paciencia inolvidable que nos ayudaba a transformarnos en ese instrumento coral que luego estaba listo para cantar. Mientras escribo escucho su voz diciendo “vamos muchachos”: palabras mágicas para atraer enseguida la concentración, dejando a la vez escapar su sonrisa pícara por algún comentario o piropo que le lanzaran los chicos enamorados.
Un día nos invitó a todos en el Orfeón a ir a un concierto en el Ateneo de Caracas pues ella era una de las solistas de un grupo de música renacentista. No le digan nada, pero ese día cambió mi vida pues escuché por sorpresa y en vivo la viola da gamba. Estoy eternamente agradecida por ese regalo cósmico que me dio Laurita. Pregunté luego del concierto cómo aprenderlo…y recibí la invitación para acercarme a un coro nuevo de música barroca, adonde ella era de las que cantaban de verdad. En las arias barrocas su voz cristalina hacia magia realizando los adornos como si fueran lo más fácil de este mundo y yo me los disfrutaba cual publico, como si revoloteaba un hada a mi alrededor.
Vivimos muchas vocalizaciones emocionantes antes de importantes conciertos del Orfeón, que se hicieron presentes por siempre en la mirada profunda y el abrazo que nos dimos en el encuentro en Madrid 2022. Todo comenzó en la USB y pica y se extiende en resonancias del azar y el amor.»
Ahora disfrutemos del testimonial de Laura y que sea ella quien nos cuente su historia…
FE DE ERRATA:
Hay un error involuntario en el minuto 07:40, donde se menciona el nombre de “JJ” como Juan José Arocha. RECTIFICAMOS e indicamos que el nombre correcto es: JOSE DE JESUS AROCHA.
En cuanto podamos, haremos la corrección en el render del video. Muchas Gracias.
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