Sólo un matemático historiador de la ciencia es capaz de narrar con tanta precisión una vida tan intensa y tan fecunda. Lo curioso es que, en este caso, se trata de la suya propia.

Este testimonial es el resultado de más de 90 minutos de grabación. Podría ser perfectamente el guion de una serie, o un Biopic que logra reunir en un solo personaje la esencia de todos aquellos lugares-épocas por los que ha transitado durante su existencia. Claramente, para Leo Corry «nada le es ajeno» y ya ustedes podrán entender porqué él encarna como pocos este tópico tantas veces repetido.
Para el Proyecto Documental de los Coralistas de la Universidad Simón Bolívar es muy importante poner en valor la diversidad de historias y posibilidades que hemos decidido plasmar en formato audiovisual. Como ya habrán podido ver en los cuatro testimonios que hasta ahora hemos publicado, cada vida y cada segmento grabado son únicos y se distinguen por la singularidad que atiende a muchas condiciones, tanto de la vida del personaje, como también de las circunstancias técnicas y humanas que nos han permitido realizarla. Es cierto que le hemos dedicado muchísimas horas a definir cómo realizar una entrevista perfecta, qué preguntas debemos hacer, cómo descubrir las mejores historias, pero aún así, cuando se nos presenta la oportunidad de realizar la filmación -en el tan famoso momento de «cámara, acción»- surgen y se nos imponen, además de las condiciones físicas y materiales, también las del tiempo, y la propia naturaleza del personaje; y es ahí cuando definitivamente ocurre la magia.
Todo esto lo decimos, porque difícilmente vamos a poder ver en toda esta serie de «Testimonios de nuestro canto coral», alguna historia que se asemeje a otra. Eso sí, veremos cómo todas convergen en el profundo afecto a nuestro mundo coral y a los maestros. Lo que hemos palpado cada uno de nosotros en nuestras experiencias particulares configuran nuestras vidas de tal forma que solo la música, y en este caso la música coral bajo la dirección de nuestros maestros, puede lograr la convergencia armónica con el aporte tan absolutamente diverso de cada una de nuestras diferencias.
La vida de Leo Corry
Hoy ponemos el foco sobre la intensa vida de Leo Corry. Sin lugar a dudas, Leo es un hombre de la historia. Para mí, en particular, haber tenido la oportunidad de editar esta entrevista y armar su testimonial, ha resultado profundamente emocionante y en momentos me ha conmovido muchísimo. Hacer tangible, revelar de modo tan evidente, la importancia que la educación puede tener en la humanidad, creo que es una de las claves que surcan esta narración. El valor de la cultura y cómo es posible que se modele la vida de un ser humano, en este caso para el bien, para la excelencia, para el disfrute y para la justicia, es contundente.

La vida de Leo Corry definitivamente es para ser contada.
Aún con un horizonte de vida muy amplio por delante, Leo diseñó y ejecutó un plan guiado por los valores más altos a los que el ser humano puede aspirar, y lo hizo con el sostén de su familia, de su cultura y de las oportunidades educativas que sus países le otorgaban. Y digo «sus países» porque en el testimonial vemos cómo exalta esos dos componentes de su identidad, siempre valorando el patrimonio educativo que obtuvo en Venezuela de manos de tres instituciones muy importantes. Por una parte, su escuela, el colegio «Moral y Luces», pero también el movimiento juvenil Hashomer Hatzair del que formaba parte y por supuesto la Universidad Simón Bolívar, que le abrió el inmenso mundo.
A esto hay que agregarle el soporte que le dio su familia: muy significativo, por cierto, el pasaje donde Leo comenta, que su familia recién llegada se enamoró de la música venezolana y sus padres decidieron contratar un profesor de cuatro para que los Corry aprendieran a tocar, pues resulta que el profesor era italiano, y al mismo tiempo el director de la coral, Alberto Grau, igualmente inmigrante enraizado profundamente en la cultura venezolana, fue quien le abrió de par en par las puertas al universo musical de esta tierra. Y es que eso era nuestra Venezuela. Un patio de acogida y de oportunidades para todos los que quisieran realizar su vida y abrirse caminos en ella.
En este mismo medio, nuestro Bloguetín, ya le dedicamos a Leo Corry la edición 55 a la que invito a revisar aquí si desean conocer algunos aspectos de su biografía y donde también podrán ver otros videos en los que interpreta algunas piezas de música venezolana con familiares y amigos.
Igualmente invitamos a visitar el website de Leo: leocorry.com donde podrán conocer de primera mano más detalles de su vida profesional y académica pero también otras vertientes de su quehacer intelectual como por ejemplo el blog sobre política israelí, o el que le ha dedicado a la obra de Alejo Carpentier Concierto Barroco.
La historia de Leo Corry, quien entre muchas de sus habilidades puede ser distinguido cariñosamente como el «Maraquero de Tel-Aviv», reúne facetas múltiples. En ella veremos cómo la curiosidad, el interés y saber valorar las oportunidades, pero sobre todo la educación y la cultura, pueden hacer la diferencia para lograr una vida bien vivida.
Recorrer la Venezuela de los años 70 en la voz de Corry toca nuestro corazón; en primer lugar, porque se puede apreciar la huella profunda que Venezuela dejó marcada en él y la importancia que tuvo para el desarrollo de su futuro profesional, en un lugar tan alejado y tan distinto, pero también porque esa Venezuela lamentablemente ya no existe más que en la historia y en nuestros recuerdos. Es por eso que cada día me convenzo más de la importancia que tiene este proyecto, porque tenemos que hacernos conscientes de lo que hemos tenido para intentar, cuando se pueda, su reconstrucción.
Sin más que agregar y dándole paso a este gran testimonio, con todos ustedes, Leo Corry.
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