( Y en mi caso, se cumple al pie de la letra!!! )
Cuando supe que los maestros habían escogido la canción “La Piragua” dentro del repertorio a montar para el concierto de cierre del II Reencuentro Madrileño, en septiembre de este año, mi corazón se llenó de emoción!!!!
LA PIRAGUA!!!!!!!!!!! La de Guillermo Cubillos?????
Esa canción que habita en mi mente y en mi corazón desde mi juventud, sería parte del disfrute colectivo de ese maravilloso reencuentro, y de mi disfrute particular por tener la oportunidad de cantar con mis amigos de siempre, y a la vez recordar y cantar desde el corazón con mi mamá y con toda mi familia Arias!!!! Qué más podía pedir????
La Cumbia, está en mi sangre…. Mi mamá era colombiana y no solo heredé su nacionalidad sino también el amor por ese país, su gente, sus costumbres y por supuesto su música!!!!
Toda mi familia materna es colombiana y todos viven allá.
Desde mi niñez viajaba con regularidad para visitarlos y les puedo decir que la música en mi familia Arias era y sigue siendo centro y protagonista de cada reunión!!!
Mi mamá y mis 3 tías tocaban guitarra y tiple (instrumento musical típico colombiano de 12 cuerdas metálicas agrupadas en 4 órdenes de 3 cuerdas cada uno). Y comenzaba la fiesta con sus acordes!
El resto de la familia las seguía!!!!
Empezando por mi abuelita Anita, la reina de la familia y la que nos congregaba a todos, y que siempre le gustaba hacer la segunda voz.
La acompañaban luego mis 2 tíos, los cuñados, cuñadas y por último nosotros…. los sopotocientos nietos de Ana Vélez (La Reina)….
Todos reunidos en rueda, cantábamos las mil y una canciones colombianas, y una que otra de las internacionales conocidas por la mayoría!!!
A partir de 1969, cuando el Trio ¨Los Inseparables¨ interpretó por primera vez la cumbia romántica ¨La Piragua”, que se convirtió en un éxito nacional, la pieza también se transformó en una ¨impelable¨ y obligatoria en cada deliciosa velada musical familiar!!!!
Con mucho esfuerzo, desde meses antes del Reencuentro, intenté cambiar en mi disco duro, las notas ya super familiares y estampadas en mi mente, que tenían que dar paso a las nuevas notas de la voz de contralto del arreglo de Alberto Carbonell Jimeno, sobre la conocida canción colombiana en ritmo de cumbia de José Benito Barros Palomino: “La Piragua”…. Ufff!!!! no fue tarea fácil!!!!
Eso no funciona tan sencillo como el famoso: Delete…. Y Copy/Paste…. Y listo…
Mas luego descubrí con gran satisfacción una gran ventaja que me hizo sentir realmente afortunada!!!!! …..
No tuve que pasar por el esfuerzo de memoria mayúsculo al que estuvieron expuestos mis compañeros tratándose de aprender esa letra tan complicada que para mí era “papayita”… exceptuando por el “capoteando el vendaval” que mi cabeza ingenua de aquella época cambió de un plumazo por “sapoteando el vendaval”….. y tan pancha!!!!
Cantarla en ese concierto fue para mi una delicia!!!!!!
Para esta oportunidad la familia, los amigos, los recuerdos y la música se entrelazaron para brindarme un viaje entrañable en la piragua de Guillermo Cubillos por el rio Cesar, desde El Banco y hasta Chimichagua….
Y sin moverme de Madrid!!!!
Y todo eso… “ME lo CONTARON LOS ABUELOS QUE HACE TIEMPO……”
La historia detrás de la canción “La piragua” de José Barros
Autor: Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi
(Texto enviado por Juan Bautista Díaz M, «Juancho» al CHAT «Voces que abrazan»)
Recorriendo el legado del maestro José Benito Barros Palomino, encontramos esta historia de “La Piragua”.
En la década de 1960, mientras su vida transcurría en Bogotá, entre la cafetería La Sultana y el bar conocido entre los músicos costeños como el “bar de los meaos”, por su fuerte olor a orines, ubicado en la avenida 19, al lado de la emisora Nuevo Mundo, Barros hizo muchas canciones en los géneros que ya conocía al dedillo. Al mismo tiempo, seguían grabándose versiones de sus temas clásicos, tanto los de música costeña como de los demás géneros.
Entre las versiones internacionales cabe destacar las que realizaron las orquestas venezolanas como la Billo´s Caracas Boys, Los Melódicos y La Tremenda, entre otras. No obstante, el auge de la cumbia mantenía en alerta el talento creativo de Barros, quien estaba detrás de conseguir una marca imborrable en la música popular, tal como la había alcanzado veinte años atrás.
Esa marca llegaría con la cumbia “La Piragua”, que Barros terminó en 1969, después de quince años de tener la idea rondándole la cabeza. Un día mientras estaba en el “bar de los meaos”, Barros recordó a un personaje que había llegado a El Banco cuando él tenía unos seis años, proveniente de Girardot. Tenía un bigote delgado y siempre vestía de blanco. Cuando José tenía como quince años llegó a conocerlo personalmente, y el señor siempre le contaba la historia de cómo había construido su canoa grande:
“Antes de llegar a Girardot”, recuerda Barros, “este señor vivía en Chía Cundinamarca. Tenía en la esquina del parque, la casa más bonita y más valiosa de Chía. La manejaba una niña que parecía un ama de llaves, pero la gente sabía que era moza de él, aunque él lo escondía y la hacía parecer como ama de llaves.
Además el señor era dueño de dos casas de palma y un potrerito con unas cuantas vacas. A sus 30 años no había conocido el río Magdalena ni los vapores y tenía una rasquiñita por conocerlos.
Vendió todo menos la casa donde estaba la niña. Preparó el viaje sin la autorización ni el deseo de los amigos, amigas, de la mamá y de la moza. Cuando llegó a La Dorada, quedó extasiado viendo el río, tan ancho, tan caudaloso y se enamoró de él.
(…) A través de un periódico se enteró que había un pueblo pesquero en el río que se llamaba El Banco. Se trasladó a Girardot, conoció al dueño de unos vapores y embarcaciones y le insistió que le enseñara a manejar con timones de pie. Así estuvo bajando un tiempo con mercancías cachacas, y cuando subía llevaba bultos de bagre y otras cosas.
“En uno de los viajes de negocios, Guillermo Cubillos, como era su nombre, conoció a una muchacha más joven que él, en uno de esos almacenes grandes, se enamoró y se casaron, y después se fueron para Chimichagua. Una noche se despertó y le dijo a la mujer: ´mija, no he podido dormir pensando en que quiero tener una canoa grande con un timón de pie, de esos que aprendí a manejar, para llevar gente y carga de aquí al El Banco. Una canoa que no le tenga miedo a la Ciénega ni al encuentro de los ríos Cesar y Magdalena´.
“Mandó construir la canoa de 12 metros de largo, con una tolde ovalada de 7 metros para carga y pasajeros. Fue la sensación y todo el mundo llegaba a las playas de Chimichagua a conocerla, pero entonces ya no le llamaban canoa sino la piragua, porque unos trabajadores le habían puesto toscamente, ´La Piragua´. Salió a sus viajes desde la Ciénaga de Zapatosa a El Banco. Eso duró un tiempo largo, nueve, diez o más. Luego vinieron las lanchas con motor, que eran más rápidas y más seguras.
La Piragua empezó a quedar sola, ahí comenzó a escribir…”:
Me contaron los abuelos que hace tiempo
Navegaba en el Cesar una piragua
Que partía de El Banco, viejo puerto
A las playas de amor en Chimichagua.
Capoteando el vendaval se estremecía
E impasible desafiaba la tormenta,
Y un ejército de estrellas la seguía
Tachonándola de luz y de leyenda
(Coro)
“Era la piragua de Guillermo Cubillos,
Era la piragua, era la piragua”
Doce bogas con la piel color majagua,
Y con ellos el temible Pedro Albundia,
En las noches a los remos le arrancaba
Un melódico crujir de hermosa cumbia
Doce bogas ahora viejos ya no reman
Ya no cruje el maderamen en el agua
Solo quedan los recuerdos en la arena
Donde yace dormitando la piragua.
“Lo hacemos porque su música nos llegó al alma y se quedó en el alma. Lo hacemos porque su río, el Magdalena –que estamos empeñados en recuperar, y vamos a recuperar– es el agua vital de nuestro territorio. Lo hacemos, en fin, para que el pescador, el personaje de siempre de las canciones de Barros, siga hablando con la luna, siga hablando con la playa, para que el pescador sí tenga fortuna y no solo su atarraya”, puntualizó el Presidente de la República.
*La colosal y fecunda obra de José Benito (más de 800 canciones) logró su máximo esplendor con su cumbia “La piragua” que lo llevó a erigirse como baluarte de la expresión musical colombiana. Su enorme sensibilidad y conocimientos lo plasmaron en cada canción donde dejó huellas de la perdurable historia musical de su tierra, El Banco, y consiguió enarbolar sin buscarlo, la categoría de Maestro ante sus coterráneos, Colombia y el mundo.
Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi
(Texto enviado por Juan Bautista Díaz M, «Juancho» al CHAT «Voces que abrazan»)
Y ahora, con todos ustedes, La Piragua
Colaboraron en este Bloguetín: Juan Bautista Díaz, Ana Cristina Fábregas en los textos / Coordinación editorial: Pantelis Palamidis / Montaje y edición: Jorge Sequera y Elssen Lombó / Correctores: Edna Ruckhaus, Cristina García, Zoila Arreaza y Rafael Márquez
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