Olga González: una vida de pasión por la voz

Coral Universitaria Simón Bolívar 1980

Hoy traemos el relato de Olga González, para muchos Olguita, con una historia cautivadora donde la voz no sólo se hace presente en el canto coral, sino que es también el hilo conductor de las etapas más significativas de su trayectoria profesional. Desde los días en que cantaba como parte de la Coral de la Universidad Simón Bolívar hasta convertirse en locutora, su recorrido ilustra el poder transformador de la música y la comunicación desde el íntimo espacio que alcanza su vida, pero también en los pasos de la historia contemporánea que le ha tocado vivir.

En su emotivo testimonio, Olga comparte cómo la coral fue mucho más que un espacio de aprendizaje musical: a través del canto, descubrió su capacidad para transmitir emociones, crear conexiones y generar momentos imborrables.

El relato de Olga González, que incluye su paso por la Coral de la Universidad Simón Bolívar, es un haz de luz que refleja un fenómeno cultural emblemático durante la segunda mitad del siglo XX en Venezuela: el auge del movimiento coral y paralelamente el desarrollo hacia la madurez de la industria radiofónica del país. 

El movimiento coral venezolano, promovido por figuras como Alberto Grau y María Guinand, consolidó un sentido de identidad y pertenencia muy particular que hoy queda evidenciado en el conmovedor testimonio que estamos presentando. La coral no solo fue un espacio para el desarrollo artístico de muchos de nosotros, sino también punto de encuentro donde personas de diferentes contextos se unían en torno a un propósito común, donde se forjaron valores como la disciplina, el trabajo en equipo y la excelencia.

La Universidad como cuna de transformación social y cultural

La Universidad Simón Bolívar, donde Olguita conoció el universo coral, simboliza el papel fundamental que las universidades venezolanas desempeñaron como centros de desarrollo no solo académico, sino cultural y humano. En una época marcada por grandes retos sociales y políticos, estas instituciones ofrecieron espacios que fomentaban el arte, la creatividad y la formación integral en una Venezuela que apostaba por la educación y la cultura como pilares fundamentales del progreso.

Su paso a la radio con Don Adolfo Martínez Alcalá

Una vez obtiene su título en Administración Industrial del Instituto Universitario de Tecnología Industrial  (IUTIRLA), Olga inicia su andadura en los medios de comunicación, primero dentro del departamento de administración de Radio Capital en Los Ruices, (Caracas-Venezuela). Esta emisora salió al aire por vez primera el 23 de septiembre de 1968 y se dirigía básicamente al publico juvenil, en aquella época.

Para muchos de nosotros la voz de Adolfo Martínez Alcalá de Radio Capital 710 AM, en su «Noticiero Compacto» que narraba las noticias a las 7 de la mañana, es un ícono imborrable de la banda sonora de nuestras vidas. A esa hora ya el día Caraqueño se encontraba en ebullición y por todos lados se escuchaba, en medios de transporte y vehículos particulares de la capital venezolana, esa voz memorable, grave y aterciopelada que conducía el noticiero matutino.

Olga González, junto a compañeros de trabajo en la sede de la emisora Radio Capital.

Fue de la mano de este gran profesional de la radio, Adolfo Martínez Alcalá, que Olga, a finales de la década de los 90, recibe el mandato de hacerse locutora una vez que se inicia el proceso de creación de los circuitos radiales de Frecuencia Modulada en toda Venezuela. Igualmente se le encomienda la responsabilidad de administrar la sede de la emisora en la capital del estado Aragua (Maracay 107.5 FM) gestión que desarrolló durante un poco más de 10 años hasta que en 2001 decide emigrar a Miami, en Estados Unidos, donde ya se encontraba una de sus hermanas.

La voz como herramienta de comunicación

Aunque le venía de familia, no es producto de la casualidad aquel tránsito que protagonizó Olga desde el canto coral hasta la locución en una de las emisoras más importantes de aquella Venezuela. Su relato ilustra un aspecto relevante de la historia de la radiofonía de aquel momento: la diversificación de las formas de comunicación en un país que comenzaba a experimentar transformaciones tecnológicas y sociales.

«La cara de la gente», la gran inspiración de Olguita

En su testimonio veremos cómo Olga vuelca su mirada expectante sobre los rostros del público durante cada una de sus presentaciones en conciertos. Este acto refleja una conexión única entre el ser del artista que trae su ofrenda para el auditorio y el público que no es un ente pasivo, sino un actor clave que con sus reacciones alimenta y valida la producción artística. Aunque este hecho podría parecer vano -por aquello de la vanidad- en realidad la confesión que nos hace Olguita a lo largo de su testimonio, habla de una gran sensibilidad, pero también de que, en efecto, las expresiones artísticas son capaces de generar diálogos emocionales y simbólicos profundos en los que se funden los sentimientos del artista, en este caso, la coral y el público asistente a sus conciertos. Por ello, también existe la idea de que el público como destinatario final de la producción artística, es quien le da el verdadero sentido y completa, si se quiere, la obra que se ofrece.

La transformación a través de la música

La historia de Olga pone de relieve cómo el arte, particularmente la música coral, actuó como una herramienta de cohesión social de aquella Venezuela. Pero también, su experiencia en el coro, en tanto parte de una educación integral, también le sirvió como un refugio de esperanza y creatividad en los tiempos difíciles que le ha tocado vivir.

Definitivamente la historia de Olga González es un microcosmos que refleja tendencias más amplias en la sociedad venezolana de finales del siglo XX: el valor otorgado a la cultura, el impacto de las instituciones educativas en la formación integral, y el papel transformador del arte en tiempos de cambio.

Por todo ello, los invitamos a que no se pierdan el testimonial que celebra no solo la trayectoria de Olga González, que con tanta espontaneidad y frescura narra su historia. Descubrirán en este inspirador video también el poder universal de la voz como vehículo de emoción y conexión. Disponible a partir del martes 3 de diciembre a las 7 pm hora Madrid.

Escrito por Elssen Beatriz Lombó desde Madrid, España.

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One Comment

  1. Agustín Pulgar Reply

    Si bien nuestro cubano querido y predilecto a lo largo de los años ha sido Felix «Felo» Ruano, es Olga «Og-guita» González quien siendo venezolana, bailando, ha tenido ese «tumbao» que -óyeme tú- «mayod-mente» lo tendría en sus venas «la cosa má grande de Camagüey». No sé si son de la loma o cantan en el llano, pero Og-guita baila sabroso , en El Peñón con su rico son. Siempre la recuerdo por ésto y su simpatía que en pianissimo inundaba los ensayos. Qúe bueno Olguita!, saber de tí en estos días después de tantos años de silencio con cad-derón y en la víspera del día de Santa Bárbara. !!Qué Bab-baridad!!.

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