Con total devoción a nuestros amigos del Orfeón UCV hemos estado honrando sus pasos y elevando plegarias desde el corazón coral que nos alienta donde también palpitan sus voces y su canto con un homenaje muy sentido en nuestra Edición 85 Cuarenta y seis años después y Cántico para el dulce renacer de la vida.
A raíz de esta publicación hicimos llegar a Raúl López Moreno, actual director del Orfeón Universitario de la Universidad Central de Venezuela, nuestro Bloguetín para que lo compartiera con sus coralistas y supiera lo entrañable de nuestro afecto. El maestro López Moreno nos envía unas sentidas palabras de agradecimiento que hoy les traemos con mucha alegría y también gratitud:
Estimados señores
Gracias por compartir el estupendo trabajo realizado por el grupo de amigos de nuestra admirada y siempre bien recordada Coral Universitaria Simón Bolívar, la popular CUSIB, siempre referente de primera línea para quienes dimos nuestros primeros pasos en la música coral allende los tempranos años 80 y que, junto al Orfeón Universitario UCV, entre otros, eran nuestros modelos a seguir.
Haber visto el trabajo publicado en su blog, hecho con tanto esmero, en el que se aprecia de inmediato el amor y el valor con el que han atesorado el recuerdo quienes vivieron esa experiencia en 1977, y que además está tan íntimamente vinculada a nuestra historia, la hora más triste de nuestra historia; nos hace, a la distancia, conmovernos hasta la última fibra de cariño, respeto y admiración. Quienes heredamos esta historia hemos aprendido a valorar lo que la caída de nuestros compañeros representó para el país, pero este relato de la experiencia de la CUSIB, nos abre aún más el compás, al poder compartir con quienes vivieron tan de cerca la tragedia y sintieron en su propia piel las consecuencias. Cuenten ustedes también con un lugar preferente en nuestro corazón.
Pero, si esto fuera poco, ver al frente de la «búsqueda del tesoro escondido» a nuestros queridos y admirados MAESTROS: Alberto Grau y María Guinand, nos hace recordar como, de siempre, ellos señalaron el camino y marcaron nuestro rumbo. Nos hicieron descubrir cosas del mundo que no hubiéramos podido conocer de otra manera y nos guiaron a desarrollar nuestro potencial sin más limitación que la propia voluntad que tuviéramos para hacerlo. De una forma u otra TODOS fuimos sus alumnos y ellos, sin el más mínimo asomo de mezquindad, aceptaron ser los MAESTROS de todos.
Por eso me resulta tan significativo verles, aún hoy, como siempre, a la cabeza de causas nobles como esta, guiando el camino hacia el éxito. Valgan estas palabras para agradecerles infinitamente por una vida dedicada al desarrollo y engrandecimiento de la música coral en nuestro país, lo que les ha llevado a cosechar el justo reconocimiento de la comunidad coral internacional.
Hoy, quienes continuamos esta senda en el Orfeón Universitario, nos sentimos cada vez más comprometidos al recibir testimonios como el de la experiencia de la CUSIB en el Parque Collserola, en la misa por el primer aniversario de la Tragedia de las Azores en el XIII Día Internacional del Canto Coral en Barcelona; o el testimonio de la aventura por su redescubrir 46 años después y el conmovedor relato con el que han publicado esta experiencia.
Reciban ustedes, nuestros admirados y muy queridos María y Alberto, y todos los que acompañaron esta experiencia documental, nuestro más sincero agradecimiento por este sentido homenaje a nuestros hermanos Orfeonistas.
¡GRACIAS!
Raúl López Moreno
Hablar de destino y de casualidades no forma parte de lo que solemos hacer cuando queremos presentar «información veraz». Sin embargo, hay coincidencias que nos dejan perplejos y definitivamente nos hacen reflexionar sobre aquellas cosas que son sólo visibles con el alma…
El poema que leerán a continuación, ha sido extraído del libro que Jorge Sequera se trajo en la maleta de aquel viaje del 77 y sobrevive al inclemente paso del tiempo porque fue atesorado con el claro propósito de que algún día lejano brillara de nuevo en la luz de nuestros ojos.
Coplas a los pájaros al mar y al viento de Barcelona
(Queriendo expresar lo que han sido las doce ediciones del DIA INTERNACIONAL DEL CANTO CORAL)
Porque la alondra pudiera cantar con más compañía hace doce años nacía en bosques de Vallvidrera el DÍA AL CANTO CORAL. Porque el mar no se aburriera marcando el mismo compás -olas que vienen y van- a Barcelona vinieran muchos pueblos a cantar. Del Tibidabo a Montjuic el viento me adormecía pero despertó un buen día al viento en su caminar pues tuvo que transportar mil cantos y melodías que empezaron a sonar en distritos y alcaldías dentro del CANTO CORAL. Solo los coches se oían -y las sirenas quizá- de esta urbe cosmopolita que es la Ciudad Condal pero... coches y sirenas se tuvieron que callar para poder escuchar esa Magna sinfonía de voz de amor, de armonía, que es el CANTO CORAL.
Doce años se ha repetido tan sonora primavera desde que allá en Vallvidrera unos coros reunidos comenzaron a cantar coros del Este y Oeste del otro lado del mar coros de nuestras regiones ¿Cuántos han venido ya? Una cosa es verdadera gracias al canto coral la alondra ya no está sola cuando se pone a cantar ya el viento no se adormece por no saber que llevar el mar tampoco se aburre marcando el mismo compás dos mil voces del planeta -muy diferentes quizá- a Barcelona se llegan y se UNEN... para cantar. Y por si aún no tuviera bastante este festival, ayer, desde Venezuela con prisas de aterrizar sesenta hermanos cantaron su muerte, sobre la mar. Y hacia los cielos se fueron sus sesenta primaveras para CANTAR desde allá.
El poema forma parte del libro que se editó para la siguiente edición ( XIII ) del DIA INTERNACIONAL DEL CANTO CORAL en la que participó la Coral Universitaria Simón Bolívar.
Recordando el poema escrito por Manuel Elvira Ugarte, Sacerdote, músico, escritor y orador que ofició en los bosques de Vallvidrera aquel 3 de septiembre de 1977, la misa en conmemoración al Orfeón de la UCV a un año de su partida, hoy jubilosos nos unimos a la celebración de sus 80 años y rendimos de nuevo un sentido homenaje.
Cantan en la celebración del XII Festival Internacional de Coros «Canción Mediterránea» / Pau Casals en Lloret del Mar, Cataluña, España. Y para esta historia que narramos no es baladí que esta sea también la décima segunda celebración del festival al que asiste el Orfeón.
La agrupación vuelve a Barcelona y esta vez canta. Ha llegado a buen puerto: la Ciudad Condal a la hora precisa para celebrar 80 años tejidos de música y grandes maestros que han forjado su alma.
Esos largos 80 años de vida albergan muchas historias que nos tocan. Cuentan que Vinicio Adames se hizo cargo de las voces del Orfeón cuando el maestro Estévez fue al exilio, tiempo que aprovechó, entre otras cosas, para avanzar su Cantata Criolla. Aquellos duros años de persecuciones injustas no pudieron callar su música y así, semana tras semana, juntando cada voz en sus cuerdas, el Orfeón sobrevivió al sombrío tiempo «con su lumbre de fiel claridad».
Interpretada el 21/09/2023 a las afueras de la Catedral de Barcelona a un grupo de venezolanos que los esperaban
En su gira por Cataluña han hecho resonar los escenarios que han acogido a las voces del Orfeón Universitario de la UCV que se encuentra una vez más desafiando la historia, el océano y el aire, en fin la vida misma, para llevar a todos los rincones del planeta las notas majestuosas de los venezolanos Plaza, Calcaño, Castellanos, Sojo y al más reciente Carrillo, acompañados de obras corales universales que sólo pueden ser interpretadas por voces de su talla.
Cantar definitivamente es elevar al cielo lo más sutil de nuestro ser y eso no puede dejar indiferente a nadie. Por eso, resistimos viento y marea y la historia continúa dejando el inefable rastro del canto que afirma una y otra vez la presencia divina.
COLABORARON EN ESTE BLOGUETÍN 87 Textos: Elssen Beatriz Lombó / Material de apoyo: Edna Ruckhaus, Jorge Sequera / Fotografías: Sergio Vittolo, Rafael Márquez y María Eugenia Fuenmayor por cortesía de asistentes al concierto del 21/09/2023 / Montaje: Elssen Beatriz Lombó / Coordinación editorial: Pantelis Palamidis
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