UNA VISITA CONMOVEDORA
REPORTA: Judith Schmidt
Caramba, tengo muchos recuerdos, pero hay uno que me gustó mucho y fue una hermosa visita que tuve en casa hace más de 40 años atrás. El hecho fue que tuve un accidente de carro el 14 de septiembre de 1974 y fui a parar con mi cara al parabrisas, sufriendo cortes con el vidrio en varias zonas de la piel. Le doy gracias a mis ángeles guías o protectores que me ayudaron, porque por la ubicación de muchas de esas heridas pudiera no estar aquí contándolo. Todo ese día había tenido el presentimiento de que algo iba a pasar y por eso no había querido ni montarme en la escalera para seguir pintando la casa. Pero en la noche tuvimos que salir y sucedió. Pienso que tenía que pasar, más entre todo, gracias a Dios estoy aquí viva y disfrutando de todo. Pues bien, debido a las cicatrices, mi cara se puso como un mapa, jejeje… ¿Qué les puedo decir al respecto? Que eso me fortaleció espiritualmente y me ayudo a ir por el camino en el que estoy ahora. Pero volviendo a 1974, a los pocos días del accidente, mi mama me dice: «Judith, vino un grupo de muchachos a visitarte» y cuál no sería mi sorpresa que cuando entran uno a uno en el cuarto donde estaba acostada, eran los chicos de la Coral Universitaria Simón Bolívar-CUSIB… entre ellos me acuerdo claramente de Orlando Castillo, ya que como era el que tocaba el cuatro, lo tuve enfrente mío todo el tiempo. ¡Que alegría me dio! Me llevaron flores y frutas, y no sé si también revistas, sin embargo, lo más increíble fue que me cantaron, fue una hermosa serenata ¡Cómo la recuerdo! Aquí estoy escribiendo y se me aguan los ojos de la alegría de contar con seres tan hermosos como compañeros y amigos, algunos ya no están físicamente, sino como ángeles que nos cuidan. Yo también quería cantar pero no podía, tenía cosida la cara y con los puntos todavía y no podía abrir mucho la boca. Creo que esa fue la única vez que estuve tan callada jejejeje. Me gustó mucho esa visita, era la primera vez que me traían flores y me daban una serenata, me gustó mucho su compañía y su cariño, siempre recuerdo esa visita con mucho amor, son mis hermanos de la vida. Sé que no todos pudieron ir, pero sí estuvieron en alma y espíritu con todos los que fueron porque yo los sentí a todos, eso me ayudó mucho a recuperarme lo más pronto posible para incorporarme de nuevo a los ensayos, bochinches y conciertos. Gracias, gracias, gracias desde lo más profundo de mi corazón por ser quienes son, gracias a amigos de la vida por reunirnos y poder crear este hermoso grupo CUSIB GLOBAL donde estamos todos reunidos. |
NOTA DEL EDITOR: Agradecemos a Judith por participar vía Cuéntanos compartiendo su sentida anécdota.
Gracias por esa historia Judith…. solo de pensarlo e imaginarlo se me inundaron los ojos… Me encanta la referencia a Orlando, a quien le debo muchas cosas. Ese compadre mío, quiso mucho a nuestra CUSIB y a nuestro grupo. Estos gestos son propios de él. Y de ti, Judith, cuando yo llegué a la cusib ya estabas recuperada y cantabas con nosotros. PEro te diré una cosa: tu carácter hace que uno termine pendiente de tu sonrisa, de tu manera de ver las cosas… y se olvide totalmente de esos rastros en tu cara. Que bonito lo que nos has contado. Y que bonito que quede por aqui registrado. Gracias.